Estar al volante definitivamente resulta ser una experiencia distinta para cada persona, pues las emociones y la personalidad son factores determinantes para asumir ciertos patrones de conducta. Existen varios tipos de conductores resumidos en las siguientes categorías: ¿Cuál es el tuyo?
Los acelerados: Ellos son la razón de los controles de velocidad, parece que en cada recorrido hay una urgencia diferente; no se conforman con seguir una velocidad constante, pues siempre aprovechan cualquier oportunidad para ir más rápido; esto claramente puede ser un riesgo, no solo para el conductor y sus ocupantes, sino también para cualquiera que esté cerca a este tipo de conductor.
Los Lentos: su lema es «conducir despacio es seguro y apropiado en cualquier circunstancia» con este tipo de conductores recae la pregunta si en realidad ellos necesitan un medio de transporte o podrían considerar otras opciones. La verdad al respecto, es que ir despacio no siempre resulta ser la alternativa más segura.
Los nerviosos: Estos conductores carecen de confianza en si mismos y suelen sentirse intimidados por el tráfico o las grandes autopistas. Además, también dudan al momento de tomar importantes decisiones al volante como hacer un giro o calcular sus salidas en calles muy transitadas; al igual que en los acelerados o inclusive los lentos, esta falta de determinación al conducir puede traducirse en riesgos potenciales de accidentes.
Los distraídos: Por lo general estos conductores les gusta hacer más de una cosa a la vez, hablar por celular o conversar animadamente con los ocupantes del vehículo. Conducir plenamente concentrados parece ser su última prioridad, lo que puede desviar la atención de la carretera y poner la vida de muchos en peligro.
Los racionales: Este es el conductor ideal, aquí se reúne la experiencia, la concentración y la velocidad adecuada. Si todos fueran este tipo de conductores, seguramente los accidentes se reducirían considerablemente.